lunes, 15 de marzo de 2010

Que no decaiga el ánimo

No todo es malo si te quedas sin trabajo: puedes ocuparte de muchas cosas de las que normalmente no tienes tiempo. Yo personalmente, tengo pendiente una pila de libros, puedo estudiar más e incluso ver la tele (buscando un poquito todavía se pueden ver cosas buenas). Claro que, como las facturas no se pagan solas, tengo que buscar un curro, y me entrarán ganas de dejar todas las buenas intenciones de antes para centrarme en una sola: la obsesión por asegurarme el parné. Tiene su lógica, pero si hago esto voy por mal camino, porque al final lo que encontraré no será un empleo sino una depresión: sé de lo que hablo porque es lo que estoy viviendo. Por eso, y cuando la puñetera otitis que tengo se me quite, continuaré viendo el culebrón en el que hay un señor que ha desaparecido, veré a esa detective que resuelve casos antiguos, por supuesto que leeré un montón, y por encima de todo seguiré disfrutando de la compañía de mi perro moqueta.

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