lunes, 13 de septiembre de 2010

La fuerza de creer

Normalmente nos acordamos de Dios cuando tenemos un apuro y entonces rezamos con mayor o menor desesperación, según sea la intensidad de nuestro problema. Según pasan los años, si las cosas no nos han ido demasiado bien, recurrimos cada vez menos a Dios por miedo a que nos decepcione. Hasta que llega un momento en que nada de nada, simplemente no pensamos en Él. Entonces, en los momentos en que andamos un poco perdidos, nos damos cuenta de los importante que era tener fé: era la fuerza para seguir adelante, lo que nos hacía ver la luz al final del túnel.


Ahora, que estoy en uno de esos momentos en que tengo cubiertas todas mis necesidades materiales, tengo necesidad de tener fé, esa fuerza que me haga creer que me desprenderé del poso de tristeza que me ha quedado después de todas las penas que he vivido este maldito año, porque de alguna manera el motivo que las ha ocasionado será solventado o al menos compensado. No me puedo pasar la vida pensando en que lo siguiente va a ser un drama, tiene que ocurrir algo bueno.

5 comentarios:

  1. Hola, Ludovica!
    En estos momento en los que crees que te falta algo, mira hacia dentro de ti, y algo parecido encontraras. Padezco una enfermedad crónica, con no muy buen final, segun los casos, y no puedo menos que sentirme afortunado."Las comparaciones son odiosas, pero necesarias". Un beso, y ánimo.

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  2. Gracias por tus ánimos, Juan Carlos. Si puedo hacer algo por tí no dudes en decírmelo

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  3. Muchas gracias, Ludovica, lo tendré en cuenta. Esos ofrecimientos, hoy en dia, escasean.

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  4. Hola Ludovica entiendo por lo que estas pasando a mi me ha sucedido lo mismo, te invito a recorrer mi blog, un abrazo: http://paulamounts.blogspot.com/

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  5. Muchas gracias, Paula. Bienvenida al microcosmos.

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