sábado, 26 de octubre de 2019

Vida plana


La verdad es que no me pasa nada. ¿Cómo me va a pasar nada si casi no salgo? En realidad, casi no salgo porque quiero economizar un poco. Estoy sin trabajo, como tantas otras personas. Aunque no me faltan recursos para no morirme de aburrimiento.

Todo lo que se ve últimamente en televisión resulta mucho más llamativo que las cosas que suelen pasar como los reality-show de diverso tipo, o programas de cotilleos del tipo Comosellame limón, Comosellame banana, Comosellame naranja. El de banana sustituye a Pasapalabra, programa cultural de gran tirón y que se suprimió de la parrilla televisiva por problemas legales.

Pero lo que se ve últimamente en televisión, por más llamativo que pueda ser, no tarda en ser preocupante. No me gusta ver inundaciones, ni que la gente queme contenedores porque está disgustada, ni que se de tanta publicidad a un individuo porque le han sacado de su agujero.

En vez de ver tantas cosas así, casi que prefiero ver las series de siempre, con los capítulos de siempre, que mi vida sea plana y que, cuando menos me lo espere, de un giro de 180º y que se vuelva como una montaña rusa, pero divertida.

viernes, 27 de septiembre de 2019

Gran Hermano comosellame


Hay cosas de las que es imposible no enterarse. Estoy hablando de Gran Hermano comosellame. Es un grupo de gente que sale en televisión, “famosos” que como se dice ahora. Tienen un sueldo variable. El que más cobra se lleva 25.000 euros a la semana, el que menos 3.000. Ahora la pregunta es: ¿Qué hacen? Lo digo porque me gustaría recuperarme de la sangría que para mí supuso el curso que terminé hace un año.

Quiero pensar que ese curso quizás alguna vez me sirva de algo. Igual nunca llego a trabajar de lo que estudié pero, a lo mejor, le da a mi curriculum más valor (o quizás debería decir “caché”) y que por ello se me abrirán más puertas. De momento me sirvió para perderme un montón de cosas. ¿Cuántas veces tuve que decir que no podía salir porque tenía que estudiar?

Volviendo a los “famosos”. En la Wikipedia pone que una es periodista; otro es rapero (eso no creo que venga en la Wiki); otro fue pareja de Marujita Díaz (¡¡¡!!!, aunque las exclamaciones van por la pareja, no por Marujita); una que fue pareja de un motorista, de un tenista, de un futbolista y de otros dos que no he conseguido enterarme a qué se dedican; una que es/fue pareja de uno que fue pareja de la hija de una cantante…, etc., etc., etc.

Francamente, después del trabajo de investigación efectuado para poder enterarme quiénes son esos “famosos” tan ilustres, investigación en la que empleé menos tiempo que para enterarme cómo era la escritura gótica castellana (porque de estas señoras y estos señores se encuentra mucho y de la gótica nada), llego al punto en que me hago otra pregunta: ¿Recuperaré alguna vez lo que me gasté en el curso? La tercera pregunta sería si yo podría participar en ese concurso, pero no encuentro ningún nexo entre mi curriculum y el de estos personajes. Afortunadamente (a pesar de todo).

martes, 17 de septiembre de 2019

Tragar


Hay quien me dice que soy muy radical… y tiene razón, pero lo puedo explicar. Somos muchas las personas que tenemos que adaptarnos a los demás para no estar solos y tener amigos, pero no siempre merece la pena. De adolescente, cuando iba con mis amigas al cine, solo una vez vimos una de las que me gustaban a mí, así que cuando me hice mayor y vi que es una tontería tener vergüenza por ir sola, me di cuenta de todo el tiempo que había perdido por pretender adaptarme a los demás. Algo parecido me pasa con los libros. No conozco a nadie a quien le guste leer literatura de la época victoriana o historia de la guerra, así que termino hablando con las paredes. También me molesta que pongan en duda mis capacidades o mis conocimientos por mi origen familiar.

Hace unos meses, uno de mis contactos de Facebook colgó una foto de un dictador de un país “X” escribiendo unos elogios muy encendidos sobre ese individuo. Estuvimos discutiendo y, seguramente, le mandé a paseo. Cuando quise contarle el asunto a una medio paisana suya, esta descartó mi opinión por ser “extranjera”. Me quedé a cuadros porque es una persona que escribe, sabe francés y es informática, así que no se puede decir que se trate de una persona poco informada o que tenga cierto tipo de prejuicios, pero me estaba demostrando lo contrario.

Esta persona trató de convencerme que quizás ese dictador “había hecho alguna cosa buena”, y por eso había quien le elogiaba. No me lo podía creer. Traté de convencerle que, ya que no quería oírme, al menos se informara y sopesara diferentes opiniones. Y siguió insistiendo en que, si no me importaba, prefería que le informara su medio paisano. Me salí del chat de What’s App en el que estábamos y la borré de mis contactos de Facebook, me pareció más sano así.

Esta mañana me encontré un mensaje suyo en el Messenger, me decía que no me encontraba entre sus contactos y que quizás yo la había borrado. Efectivamente, la borré y así se lo dije. Añadí que no me gusta que rechacen mi opinión porque no consideran adecuados el lugar donde me he formado ni mis orígenes. ¿Qué importancia puede tener eso con la dichosa globalización? Me dijo que ella pensaba que debatiríamos, cuando ella misma no quiso ni atender mis explicaciones y, seguramente, tampoco las de otros.

No siempre merece la pena tragar con la opinión de los demás por hacer amigos.

viernes, 30 de agosto de 2019

Vida propia

Ahora debería estar escribiendo unas líneas sobre el incendio del Amazonas o el de Canarias; quizás sobre el Brexit por cjns de Johnson o la fallida compra de Groenlandia (creí que era una broma) de Trump. Y mira que digo “se avisa con tiempo”, nada. Mañana (en realidad ya es mañana) tengo planes con mi madre (sí, con mi madre). No sabemos si nos iremos al Prado a ver una exposición de pago, o si haremos una sesión continua de peli-pizza en casa. Lo que no me apetece nada (y me lo veo venir) es que llame alguien para cualquier cosa, y que luego se sorprendan si decimos que no, o que traten de desbaratar nuestros planes porque no les encaja que haya vida más allá de su gris existencia (no estamos obligadas a aburrirnos por quedar bien). Y sí: la ausencia de marido y/o hijos de los que cuidar no significa que no tengamos vida propia, al contrario, nos permite tenerla, ocuparnos de nosotr@s, y ser felices fuera de lo socialmente establecido.

martes, 9 de julio de 2019

Los Lobos


Poco más puedo añadir a lo ya dicho, que Los Lobos han ganado el mayor bote de la historia de la televisión en el programa ¡Boom!. Erundino Alonso, Valentín Ferrero, Manuel Zapata y Alberto Sanfrutos (orden en que se situaban en el atril y ante las bombas) se han hecho con un buen pellizco gracias al saber (Hacienda también sabe).  Antes de Alberto estuvo José Pinto, que dejó el concurso por motivos personales y, poco después nos dejó a todos.

Erundino, Manu, Alberto, Valentín y José. Fotografía publicada en www.elespanol.com

Hemos aprendido que hay vida más allá de los reality shows donde salen los famosillos de turno cuyos conocimientos no van más allá de lo que sale en las revistas del corazón, y cuyo mérito suele ser hablar de intimidades que más les valía que se quedaran en su casa.

Seguramente yo no gane tanto dinero en mi vida como el que han ganado ellos, pero lo que he disfrutado y aprendido viendo a Los Lobos tarde tras tarde es incalculable. Gracias de corazón.

Juanra, te vas a quedar muy solo...

lunes, 10 de junio de 2019

Malaje

Lo que hace el ansia de poder: todos a por el candidato. Y, francamente, no creo que tengan nada contra él, pero como no han ganado, les molesta que sea otro el que se lleve el gato al agua. “Si es por nosotros, no será Presidente”.

Su programa electoral, el de todos esos, ha sido la descalificación. Tan entretenidos han estado en eso, que pocos son los que han oído su programa electoral en condiciones.

Ahora están diciendo algo de convocar otra vez elecciones si el candidato no es investido en Cortes. Si se llega a ese extremo será dinero gastado y tiempo perdido. No se tomarán decisiones importantes, todo por el egoísmo de “tú tienes lo que yo quiero”. Como dice mi madre, “qué malaje”. No me gustan sus estúpidas sonrisas.

viernes, 24 de mayo de 2019

La Verde

Mi afición a callejear me ha regalado la oportunidad de conocer sitios con un encanto especial, y en Vallecas puedes encontrar muchos: uno de ellos es La Verde, la librería más antigua del barrio.

La Verde, es como esas librerías de antes, muy pequeñita. Por fuera está pintada de verde, de ahí su nombre, y por dentro es como si fuera una chimenea que tiene sus paredes forradas de libros y de lápices de colores.

Yolanda

Las primeras veces que entré en La Verde fue para llevarme Construye tu destino y David Copperfield. En otra ocasión Cereza guinda e Imagine. Hace poco El monstruo de los colores y El ratón Pérez para mi sobrinilla. Más recientemente La vuelta al mundo en 80 días. Me gusta mirar en sus estanterías y curiosear, siempre encuentro algún tesoro escondido de Benedetti, Mendoza o Dickens. También Galdós y Almudena Grandes. Y si no está el título que buscas, Yolanda lo encuentra.

"En reconocimiento a tantos años dedicados a fomentar la lectura en el barrio de Vallecas"... Y que sean muchos más

Yolanda es su actual dueña y ha sido depositaria de un homenaje que, recientemente, brindaron a La Verde otras librerías del barrio. Tuvo lugar en el Bulevar, allí estuvimos sus lectores, sobre todo mujeres, y también sus hijos. Yolanda tuvo un discurso muy reivindicativo (en un barrio como Vallecas es lo propio) y estaba hecha un manojo de nervios. No me extraña: no solemos ver reconocimientos a sitios que emanan magia y cultura a la vez.

Propongo un brindis: por Yolanda, por la Cultura, por La Verde.



jueves, 9 de mayo de 2019

Vacaciones forzosas


Vacaciones forzosas, es lo que tiene estar en el paro. Mañana iré a ver una película sobre Winston Churchill, el domingo al Prado, el lunes al Panteón de Hombres Ilustres, el martes no tengo ni idea…

Normalmente no me aburro, pero tantas posibilidades por las narices agobia un poco. Y agobia porque, al tener más tiempo para todo, también tengo más tiempo para darme cuenta que estoy en el paro.

Eso no es lo peor, sino la gente que opina más de la cuenta: “¿De verdad estás buscando? Pues sí, pero no encuentro nada. ¿Me vas a dar trabajo tú?”. La gente no está en el paro por diversión, por lo menos yo.

Vaya, acabo de ver que el Panteón está cerrado el lunes.

jueves, 18 de abril de 2019

Día nublado


Hoy ha llovido en toda España y Madrid no ha sido una excepción. No es que haya caído mucho aquí, pero ha estado todo el día nublado y, por primera vez en mucho tiempo, se me ha caído el alma a los pies, necesito la luz como el respirar. ¿Cómo harán en los sitios donde el clima es así por costumbre?

También es cierto que mi vida está nublada porque estoy sin trabajo, y el ya te llamaré de mucha gente se ha quedado en eso. La falta de trabajo desenmascara a mucha gente. Como aquel al que le envías un retrato que le han hecho y acusa el recibo con otra persona. Luego se sentirá ofendido si no respondo como le conviene…

Afortunadamente, no hay mal que cien años dure (ni cuerpo que lo resista). Mientras tanto, me voy haciendo más dura: no hay otra, estoy muy decepcionada.

martes, 2 de abril de 2019

Gratis


Aprovechando mi nuevo periodo de desempleo, que espero sea breve, voy a procurar ir a todo lo que sea gratis por ser desempleada. En esas condiciones fue que visité por primera vez el Museo Thyssen de Madrid, que tiene una magnífica colección de pintura. Recomiendo ir a verla.

Lo cierto es que aquella primera vez fui sola y mi papeleta de desempleo no era tan grande como las hacen ahora. No sé porqué, me acerqué al mostrador muy contenta (no sé porqué porque no tiene mucha gracia estar en el paro) y le dije a la señorita que estaba al otro lado “¡Hola, estoy en el paro! ¿Me da una entrada?”.

Aquella mujer me miró muy asustada, como si se le acercara un homeless a pedir una limosna. “Por favor, deme su papeleta de desempleo” me dijo, se la di y la cogió por una esquina con mucho asco, como si corriera el riesgo que mi condición se le fuera a pegar. Metió mis datos en el ordenador y me dio la entrada.

De aquello hace casi diez años y todavía me acuerdo. Espero por su bien que esa mujer no haya tenido los problemas de trabajo que he sufrido yo, y que haya mejorado laboralmente. Por fortuna, esa actitud distante hacia una persona que reclama su entrada gratis no se ve en todos los sitios. Incluso en algunos te dicen dónde poder echar el curriculum. ¿Alguien sabe de algún sitio?

lunes, 25 de marzo de 2019

Un puñado de cosas buenas


La mala costumbre que tengo de no escribir si una idea no me parece que dé para algo… Pero si junto un poquito de aquí y un poquito de allá…

Cada vez que salgo de casa, lo hago con mucha antelación para poder caminar un rato antes de ir al trabajo o a clase. El problema es que en la ruta entro en “La Verde” de Vallecas, y me pongo a hablar con Yolanda de los últimos libros, de los bolis de colores y de las cosas de la vida. Arreglamos el mundo durante un rato y luego me voy a caminar si me queda tiempo.

Hace unos días conocí allí a Séneca, un chaval que se dedica a cuidar a gente con movilidad reducida. Le gusta mucho leer libros de contenido espiritual, una persona mágica. Le eché un jarro de agua fría cuando le dije que a mí me gustaba estudiar la guerra. Se quedó a cuadros, no sé si porque no lo esperaba de una mujer, o si pensó que le estaba vacilando. Reaccionó rápido cuando una mujer habló regular de su hijo porque no le gustaba leer. Séneca le recomendó Momo con la idea de que sus líneas le empujaran al mundo de la lectura. Luego me pregunté si la madre del hijo al que no le gustaba leer sería capaz de leerlo.

Volviendo a lo de caminar. Cada vez estoy más cerca de caminar 3 km diarios. Me da el aire y el sol. No me lo creo ni yo, pero los kilos van de baja y con un poco de suerte estaré visible para la operación primavera, aunque sea la del año que viene. No, antes, ya noto como voy más ligera, y eso que llevo la mochila cargada de galletas.

Lo que tiene vivir en Madrid, a pesar de ser una ciudad casposa y retrasada como dijo un marqués que no pudo llegar a duque… El premio a la caminata puede ser muy bien descansar los pies delante de un magnífico cuadro en El Prado, y después ir con un amigo a comentar la visita delante de un café y una rosquilla. A mí se me da muy mal escribir sobre arte, porque me da por decir lo que opino y luego resulta que la obra no dice eso.

Callejear por el Madrid de los Austrias y ver los edificios antiguos, tomarse una birra y una tapa para refrescarse después de haber perseguido a un caballero al que alcanzaste a coger la capa…

El viernes he perdido mi empleo después de decir el día anterior que tenía que ir al médico un día de estos. ¿Casualidad? Ya da igual. Pero tengo planes y la intención de seguir haciendo por conseguir agrandar mi puñado de cosas buenas. Esta tarde voy a cuidar a mi sobrinilla o, mejor dicho, ella me va a cuidar a mí. :)