sábado, 25 de diciembre de 2010

Vive

Me había propuesto no hablar de más tristezas en lo que queda de este año de mierda pero no se puede dejar pasar un ángel sin hablar de él. Ayer llamé a mi amiga Ana para felicitarle las Navidades y cuando le pregunté por mis “sobrinos” (Vive, Xuso y Lau) me dijo que Vive, la hermanita de Trasgo, subió al cielo el 1 de diciembre. No me llamó para contármelo para no recordarme la ausencia de mi perro, y es verdad que me dio pena, pero no hizo bien porque ella estuvo conmigo cuando mi perrito se fue. Vive era un alma cándida porque hubo problemas cuando nació, pero era muy dulce y muy sosa en comparación con Trasgo, que era una campanilla. Vive quería muchísimo a Ana, y gimoteaba cuando la veía, como si fuera su salvación, como así fue, de ella y de otros perros que tuvieron la suerte de tenerla como ama. Ahora Vive se habrá reunido con Trasgo, con su madre Sombra, y con Tilo, su padre. Una preciosa familia que ahora estará mordiendo los bajos de los trajes de los ángeles.

martes, 21 de diciembre de 2010

Esas "entrañables" fiestas...

A mí no me gusta la Navidad. Yo vengo de una familia rota, hoy se diría desestructurada: mis padres divorciados, mis hermanos mayores divorciados, mi ex-madrastra metiendo cizaña, el segundo marido de mi hermana no se habla con la primera mujer de mi hermano mayor... Recuerdo que en el bautizo de uno de mis sobrinos nadie quiso sentarse con mi padre por no sentarse con mi madrastra (perdón ex-madrastra, fue tan rápido...); eso sí, el vino estaba exquisito, y mi sobrino casi quema la sotana del cura con una vela (el cura estaba dentro de la sotana y encima le hizo gracia la trastada del crío). Ahora mismo llevamos cosa de dos semanas o más viendo quién cena con quién en Nochebuena: que yo no voy a casa de mi hermano porque va la cuñada de su mujer, que sí que voy a tu casa porque tu hermana se va con la familia de su marido pero viene tu sobrina... Supongo que habrá tres cuartos de lo mismo en Nochevieja; ese día me tomaré las uvas no sé con quién porque yo me iré a dormir pronto, pues a mí lo que me gusta es el concierto del día siguiente, ese que transmiten desde Viena, y si me paso la noche por ahí al día siguiente no hay quien me levante para oir el concierto.

Bueno, hace un rato me puse a revisar videos antiguos, hace unos días me quejaba de haber perdido uno y todavía no me creo que lo haya encontrado.


Éste que habéis visto aquí es al que más voy a echar de menos éstos días, el único que para mí no sobraba, ni aunque tuviera que compartir mi cena con él (las uvas no, ahí sí que tenía las suyas y yo las mías). Mi perrito, mi compañero del alma, Trasgo.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Regreso al pasado

Hace algún tiempo perdí en mi cuarto un pendrive con un vídeo en el que salía mi perrito. Abrí una caja donde guardaba estas cosas, y saltaron por los aires, como esos juegos donde abres una caja y salta un payaso con un resorte. Encontré todos menos el que más me interesaba. No va a ser fácil dar con él porque aquí tengo muchas cosas apretujadas. Estos días atrás he puesto todo el cuarto manga por hombro para dar con ese pendrive: moví el escritorio, más grande que yo y de madera maciza; saqué dos muebles, un butacón enorme; moví un montón de libros y carpetas de las estanterías, y más que me quedan por mover...

Está claro que no encontré lo que buscaba, pero sí otras cosas: una pluma de émbolo que no recordaba dónde la había metido; me gusta mucho escribir con pluma. También encontré mi pasaporte: he visto que caduca el año que viene; mejor, salgo muy fea en la foto. Aparecieron dos discos, uno de Deep Purple, el Made in Japan, y un recopilatorio de música clásica que me regalaron comprando unas sopas de sobre. Por fin dí con mi testamento, y leyendo las tonterías que puse mejor cambiarlo. Lo más alucinante de todo: la pulserita de plástico que me pusieron de recién nacida; pesé 3,960 kgs. y nací a la 1:44 de la madrugada.

Todavía tengo que sacar dos enciclopedias que no ví del ciego con el que acabé. Sólo espero que Trasguito me dirija los pasos desde donde esté.


sábado, 27 de noviembre de 2010

Retales de Historia

En un ejercicio de autocomplacencia quería contaros que en cualquier momento empiezo un nuevo proyecto que, a falta de mayor originalidad se llamará Retales de Historia. La verdad es que había barajado muchos nombres, pero ya estaban pillados, así que no me quedó más narices que echar mano del diccionario y buscar un sinónimo a cada uno de todos los sinónimos de la primera palabra del título que había pensado. Tengo muchas ganas y he decidido que va siendo hora de dejar de marear la idea y plasmarla de una vez. Así que espero que os paséis por ahí de vez en cuando. No puedo escribir más que la gata está con ganas de comerse el cable del ordenador.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Hoy no quería salir

Escribo estas líneas mientras me bebo una cervecita fría, me la merezco. Y la acompaño con un fuet, que me encanta. Como a lo largo de la semana no he parado, hoy no quería salir para descansar un poco, pero me llamó un familiar para pedirme que fuera a comprar Lotería de Navidad. Entonces pensé que las cosas se hacen o no se hacen, y me fui a Doña Manolita, donde ha tocado un montón de veces. Es una Administración de Lotería fundada en 1904, y en Madrid, todo el que puede la compra ahí. Estuve casi tres horas en la cola y al final compré dos décimos para este familiar. Allí me encontré a una chica que había ido desde Segovia a comprar lotería para unos conocidos. Como no había comido, aprovechando que fui a una hamburguesería a comprarme algo, pillé lo mismo para ella, porque me daba reparo que estuviera horas y horas sin comer. En agradecimiento me regaló un broche de tela que hace ella: es una muñequita de tela que no he podido escanear porque tengo el escáner roto, pero en cuanto pueda lo hago para que la veáis. Después fuí a la Fnac a comprar un regalo a una sobrina (dos horas buscando) y luego me fui al Mercado de Maravillas a comprar el número que yo quería, pero ya habían cerrado así que tendré que volver el lunes.


Como faltaban algunas cosas en casa, fui a un supermercado en La Vaguada a comprarlas: azúcar, soja, fuet, calamares a la romana (en el microondas quedan muy bien), pimientos, gel de baño, crema antiarrugas, y ya no cogí más porque no podía con el peso. Entre las vueltas que tuve que dar para encontrarlas y la cola de la caja, ahí dos horas más. Aproveché para hacer la Primitiva del sábado. Y no sumo el tiempo que tardó en llegar el autobús que me llevó a casa. Todavía tuve que pasar un rato por el locutorio, ya no me acuerdo para qué.

Por fin llegué a casa, sobre las diez de la noche, y si salí a las dos de la tarde, 10-2= 8. Joé, no me tengo en pie.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Siempre lo mismo

Me gustan las series de televisión norteamericanas, son entretenidas y siempre gana el bueno. Lo que ya no sé si será tan bueno es que sean tan largas, lo digo pensando en CSI Miami que lleva emitiéndose desde 2002, el mismo tiempo que David Caruso protagoniza la serie haciendo el papel de Horatio Caine. Ya sé que son muchas series y muchos actores a los que les pasa lo mismo, pero este caso me llama la atención: son tantos los años haciendo los mismos gestos, que ahora se han convertido en muecas.  La misma forma de sonreír como si fuera la Gioconda, la misma forma de enfadarse que es la misma forma de asombrarse, gira la cabeza como si se fuera a romper el cuello y cuando se pone las gafas ya sabes que después va a levantar la cabeza mientras pone las manos en la cintura, apartándose la chaqueta hacia atrás; si no fuera por el decorado se diría que está en una pasarela. Ya sé que hay mucha gente la que se pasa años de años haciendo el mismo trabajo, pero un actor tiene el privilegio de cambiar de vida con cada papel nuevo que hace: no sé si merece la pena estar tanto tiempo haciendo el mismo papel ¿será que les queda una buena pensión por pasarse así años de años? Y seguro que le han dado un premio a la mejor interpretación.


lunes, 8 de noviembre de 2010

Lua

Esta preciosidad que veis en las fotos es Lua, una gata callejera que unas amigas recogieron de un asilo para animales en Sevilla.

Lua apoltronada en mi edredón.

Como no van a poder estar en su casa algún tiempo, Lua está pasando una temporada en la mía. Yo que he tenido perro durante once años, tengo que reconocer que estar con un gato está siendo toda una experiencia. Pensaba que estos felinos eran animales fríos e interesados, y algo de eso hay, porque no se dejan coger cuando te apetece y te siguen a la cocina para que les des alguna golosina: tiene un paté especial para gatos que un día casi me unto en el pan por error (aunque la verdad es que huele bien).

Lua a punto de saltar sobre mi comida.

Lo cierto es que Lua es muy mimosa: cuando estoy en el sofá con el portátil la gatita se acerca para que la acaricie el lomo y  las almohadillas de las patas y luego me mira: sus ojos son amarillos aunque a veces son también son verdes. Dormimos juntas; no es que yo duerma con ella, sino que ella duerme conmigo: parece que espera para a que me quede frita para despertarme mulléndome la barriga durante un buen rato. Otras veces simplemente se apoltrona en mis piernas o detrás de mi cuello (por no mencionar otros sitios).

Lua ya lleva conmigo un mes, pero antes de una semana ya se había adueñado del dormitorio y de mi edredón, su sitio favorito. Yo todavía no estoy preparada para tener una mascota propia, la pérdida de Trasgo fue muy dolorosa, pero estoy segura que a Lua la echaré de menos cuando se la lleven otra vez sus dueñas.

Lua, dueña y señora del dormitorio.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Rumores

Últimamente, entre los compañeros de trabajo, se especula mucho de cuándo se nos acaba la faena. Como es por obra o servicio, en principio parece que no tienen obligación de avisarnos con demasiada antelación, o incluso con ninguna. Eso de quedarme sin trabajo a corto plazo era algo con lo que ya contaba. Lo que me da pena es que me encuentro muy a gusto donde estoy. No es que nos paguen mucho, pero los jefes nos tratan bien y hay buen ambiente entre los compañeros, y eso es un valor añadido. A la vista de mi experiencia en otros sitios es como si me hubiera ido a trabajar a Marte. Nos hemos dado la dirección de correo electrónico, nos enviamos power points y hasta nos hemos hecho fotos juntos. Pero es que también nos hemos encontrado merienda en la mesa del office donde pasamos los descansos: ayer comimos una empanada que estaba buenísima, un tiramisú y tarta de chocolate, y todo porque a unas compañeras les apeteció llevarlo.

Bueno, ya estoy empezando a mirar las ofertas de empleo para buscar otro trabajo. Lo que no sé es si tendré tanta suerte como ahora.

Por cierto, Mario, ya me he dado cuenta que te has hecho seguidor: es un honor.

martes, 26 de octubre de 2010

Karaoke

Este domingo pasado Adriana hubiera cumplido 40 años si el cáncer no se la hubiera llevado en agosto. Lo cierto es que unas amigas nos fuimos donde Pepe el Guarro a tomarnos unas cañas en memoria suya, y nos pusimos las botas: nos pusieron de tapa una montaña de alitas de pollo que estaban buenísimas, y como Beatriz se ha hecho vegetariana comimos más. Para ella pedimos unas bravas con doble de salsa y también estaban de miedo (aunque estaban mejor las alitas).


Luego nos fuimos a un karaoke, pero al llegar nos encontramos con un espectáculo que nos estropeó el plan de karaoke aunque nos echamos unas risas que siempre vienen bien. Pero el espectáculo se acabó y el local no lo cerraban, así que unas de las chicas que venían pidió que pusieran en marcha el karaoke. Se puso a cantar un bolero de cuando Noé caminaba por la Tierra: no sé cómo lo hizo, pero toda la letra la dijo completamente a destiempo. Yo me pasé todo el tiempo que canto que no canto, me daba muchísima vergüenza. Y entonces Bea dijo que quería cantar una canción en honor a Adriana y ahí ya no pude decir que yo no cantaba, era obligado acompañarla. La verdad es que era mi primera vez en un karaoke y yo no sabía qué hacer con las manos, ni a dónde mirar ni dónde meterme. Bea eligió la que resultó ser la canción favorita de Adriana: Amigo, de Roberto Carlos. La verdad es que cantamos bastante afinado, aunque recordábamos bastante a los coros de los colegios de niñas donde todas cantaban exactamente igual. Al acabar me bajé corriendo de ahí y ni siquiera me paré a mirar dónde se metía Bea...


Un rato más tarde se subió otro señor a graznar una canción, creo que era de Victor Manuel. Entonces me dí cuenta de una cosa: nadie lo miraba, ese señor no llamaba la atención. Se ve que los habituales a esos sitios ya están curados de susto y no se inmutan ni aunque cante el mismísimo monstruo de Frankstein. Yo me tuve que marchar a las 00,30 de la noche porque tardo en conciliar el sueño y hoy tenía que trabajar, pero las demás chicas siguieron. Debieron estar hasta muy tarde porque aún no he conseguido hablar con ninguna.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Pequeñas bestias

Salgo todos los días de mi trabajo a las 9 de la noche y voy con mis compañeros, casi todos mujeres, al metro. Ayer fue algo distinto. Al llegar al andén había unos gamberros, el mayor no tendría más de 14 años, y había dos chicas entre ellos. Creo que eran cinco o así. Estaban metiéndose con una señora de mediana edad tirándole bolitas de papel. Como nadie hacía nada, una de mis compañeras les reprendió para que se estuvieran quietos, pero no le hicieron caso. Otra de mis compañeras también les regañó e incluso uno de ellos se acercó para agredirle. Entonces ya nos lanzamos más "al ataque". No llegamos a las manos porque mis compañeras me agarraron cuando le iba a responder el ataque a uno de los críos, porque eran críos. Sólo en ese momento se acercaron dos hombretones altísimos para dispersar a la gente, y no eran guardias de seguridad, sino público que pasaba por ahí.

La pregunta es: ¿Por qué, cada vez que ocurre algo así, los críos siempre se ríen en la cara de los adultos diciéndoles que pueden hacer lo que quieran porque son menores de edad?

sábado, 9 de octubre de 2010

Dale una oportunidad a la paz

Hoy John Lennon cumpliría 70 años sino hubiera sido asesinado por un imbécil aquel fatídico 8 de diciembre de 1980. Yo tenía catorce años y no me lo podía creer, era uno de mis ídolos. ¿Cómo podía estar muerto un Beatle? No podía ser. Mi madre casi no se atrevía a decírmelo. Yo me puse a buscar en la radio algún sitio donde hablaran del asunto, que dijeran que era un rumor... Desgraciadamente no lo era. Se hicieron maratones de radio, se habló en los informativos de televisión y se dedicaron las portadas de periódicos y revistas en todo el mundo.

John Lennon nos dejó un legado eterno. Su música, sus letras, nos dejaron mensajes a los que pocas veces hacemos caso pero que no debemos olvidar: It's only love, All you need is love, Geave Peace a Chance... Teniendo en cuenta la vorágine de los tiempos que corren ¿no deberíamos hacerle un poco de caso?


lunes, 4 de octubre de 2010

Por fin llegó el frío

Empiezo esta entrada en un momento en que está lloviendo y hace fresquito incluso con las ventanas cerradas. Esto, para alguien que como yo sufre con el calor, es una delicia.

Hace muchos años, cuando aún no existía Internet ni se empleaban conceptos como el de cambio climático, los veranos eran muy calurosos, pero no tanto como ahora y, además, solía caer un chaparrón de vez en cuando, con lo cual había verano a gusto de todos. Ahora es distinto, demasiado quizás. Los últimos cuatro años han sido infernales. Recuerdo el primero de ellos disfrutando de ir al trabajo no por el trabajo sino por el aire acondicionado que había allí, y todo el tiempo que estaba en casa pasármelo tumbada en el sofá porque no podía con el calor, con la tensión por los suelos y levantándome sólo para ir a la nevera a coger más hielo. El único viento que sentías era el que hacía la ventana al abrirla y cerrarla.

En los dos veranos siguientes salía o muy temprano o muy tarde para que el sol me molestara lo menos posible, y si no me quedaba más remedio que salir al mediodía nunca lo hacía sin mi botella de agua, y siempre por la sombra.

Lo de este último verano no tiene nombre. No recuerdo ni un día con viento, tenía que ir al trabajo con el paraguas a modo de sombrilla porque el único camino que había para ir a trabajar estaba a pleno sol, y el camino era larguísimo. Un día me eché una siesta y me tiré al suelo porque era la única manera de dormir algo. En agosto no podía salir sin llenar el bolso de pañuelos de papel: sudaba tanto que el verbo llover dejó de ser impersonal, pero no era nada divertido, más bien bochornoso.

¿En qué piensa esa gente a la que le gusta tomar el sol? Me alegro de que haya vuelto el frío, el calor estaba acabando conmigo. Además, el otoño es mi estación favorita.


martes, 28 de septiembre de 2010

Huelga General

Para mañana está convocada una huelga general. A estas alturas no todo el mundo está de acuerdo en si debe hacerse o no. En Madrid, en el sector transporte, se supone que la secundan todos menos los empleados del Metro de Madrid porque hace no mucho hicieron un paro con el que consiguieron sus objetivos. Lo cierto es que también a ellos los quieren arrastrar a hacer huelga para hacer más presión. Yo no la haré porque, al margen de que esté de acuerdo con ella o no, si no voy, me dan de baja en la Seguridad Social por ese día y me lo descuentan, claro, y mi situación económica es algo delicada. Lo cierto es que si mañana no puedo llegar al trabajo porque el metro no funciona, se estará pisoteando mi derecho a no hacer huelga, eso sin contar con las consecuencias que me pueden acarrear unos actos a los que me puedo ver obligada ¿es eso justo? Si yo voy a respetar el derecho a hacer huelga de muchos trabajadores, me gustaría que respeten mi derecho a no hacerla.

martes, 21 de septiembre de 2010

Tuve un sueño


Ayer tuve un sueño...

Soñé que cuando te ponías triste salía gente de todas partes a animarte.
Soñé que si te quedabas sin trabajo alguien volaba a buscarte un empleo y que era perfecto.
Soñé que mi portátil se había convertido en un ordenador mágico y que cambiaba el fondo de pantalla según mis pensamientos.
Soñé que en ese ordenador leía las mejores noticias.
Soñé que a los mineros de San José los sacaban de la mina.
Soñé que tenía las vacaciones más bonitas.
Soñé que PP y PSOE se llevaban bien.

Tuve un despertar muy duro.

lunes, 13 de septiembre de 2010

La fuerza de creer

Normalmente nos acordamos de Dios cuando tenemos un apuro y entonces rezamos con mayor o menor desesperación, según sea la intensidad de nuestro problema. Según pasan los años, si las cosas no nos han ido demasiado bien, recurrimos cada vez menos a Dios por miedo a que nos decepcione. Hasta que llega un momento en que nada de nada, simplemente no pensamos en Él. Entonces, en los momentos en que andamos un poco perdidos, nos damos cuenta de los importante que era tener fé: era la fuerza para seguir adelante, lo que nos hacía ver la luz al final del túnel.


Ahora, que estoy en uno de esos momentos en que tengo cubiertas todas mis necesidades materiales, tengo necesidad de tener fé, esa fuerza que me haga creer que me desprenderé del poso de tristeza que me ha quedado después de todas las penas que he vivido este maldito año, porque de alguna manera el motivo que las ha ocasionado será solventado o al menos compensado. No me puedo pasar la vida pensando en que lo siguiente va a ser un drama, tiene que ocurrir algo bueno.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Francamente querida, me importa un bledo

Cuando se divorciaron mis padres lo pasé fatal, no porque se rompiera una relación que ya no tenía sentido sino por toda la gentuza que se estuvo entrometiendo y dando su opinión donde tenían que haberse quedado callados. Por aquel entonces yo tenía casi 30 años. Casi sin darme cuenta, cogí la costumbre de ir al cine cada vez que tenía un disgusto, por lo que el cine se convirtió en mi terapia y luego en afición. Durante seis años fuí al cine tantas veces que llegué a ver más de 160 películas en todo ese tiempo. Ví absolutamente de todo: románticas, de acción, comedias, musicales..., incluso dibujos animados. Algunas películas llegué a verlas hasta cinco veces (sino recuerdo mal, eran películas con Hugh Grant). Cogí el hábito de leer revistas de cine y de leer todo lo que pudiera sobre el asunto. Incluso estuve a un paso de trabajar en una librería especializada en el tema.


Hace unos días leí en Internet que se han hecho donaciones para restaurar los vestidos que utilizó Vivien Leigh en Lo que el viento se llevó. Son unos trajes que no se han conservado bien por las condiciones en que se han guardado. ¡Y que ya han pasado más de setenta años desde que se usaron! Se emplearon a las mejores modistas para hacer aquella ropa, incluidos corsés, que fueron elaborados tal y como se hacían en la época que refleja la trama, la Guerra de Secesión Americana. De lo que no se habla tanto es de los trajes que llevó Clark Gable: está claro que su vestuario no era tan espectacular como el de su compañera de reparto. El actor optó porque se lo elaborara su propio sastre.


Vaya, me he ido por las ramas. A lo que iba. El cine es una forma de tener experiencia sin tenerla, de olvidarte de los problemas, de pasar el rato, de ser feliz por unas horas... Me ha enseñado a darle valor a cosas que antes para mí no lo tenían, y he aprendido actitudes de personajes que he lamentado no haberme encontrado en la vida real. Mi antes y mi después de tanta película es que si antes me decían algo que me podía molestar, me molestaba; ahora, lo más probable que conteste es aquella célebre frase que dijo Rhett Butler en Lo que el viento se llevó: "Francamente querida, me importa un bledo".


martes, 31 de agosto de 2010

Vuelta al tajo

 A mi manera tengo suerte. De pronto me encuentro en uno de esos momentos en que no tengo muy claro hacia dónde tirar y me llaman para tres entrevistas de trabajo. Al final cuajó uno de ellos: de grabador de datos como casi siempre. Es un buen trabajo y, a veces, hasta resulta bien pagado. Estoy en un sitio limpio, iluminado, con aire acondicionado, y las máquinas de comidas y refrescos no son caras. He coincidido con varios compañeros de otros trabajos: normal, si siempre vamos buscando lo mismo... No hay mal ambiente.

Lo que tampoco cambia, aunque cambie el sitio, es el estado de los teclados de los ordenadores. O están muy duros, o se atasca la tecla del Intro o cualquier otra. ¿Me atrevo a pedir que los cambien? No sé, todavía no conozco a los jefes como para saber si puedo permitirme un descaro que llevaría a que todos los compañeros pidamos lo mismo. Pues a echarle imaginación. A mí me hubiera gustado ser pianista... Esta tarde, cuando llegue al trabajo, me sentaré al teclado de mi piano de cola y procuraré no equivocarme ni una sola vez ante mi estimado público.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Luna llena

Las cosas casi nunca son como a uno le gustaría, pero las imagina como le gustaría que fueran. La realidad es muy dura como para vivir sólo con ella. Es tanto lo que fracasa, tantas las personas que decepcionan que apetece estar en las nubes un rato para no tener que pensar. El cielo está despejado, hay una Luna hermosa y yo me imagino una Luna de cuento. Empiezo a tener sueño... Hoy he regresado a Madrid después de pasar cinco días fuera. Al llegar al barrio estuve un rato con buena gente.


martes, 3 de agosto de 2010

Escorial habitable

La vida sigue... El 20 de agosto de 1999 tuvo lugar un incendio en el Monte Abantos, situado en el término municipal de San Lorenzo de El Escorial (Madrid). El fuego se inició a las 15:30 hrs en la zona conocida como El Tomillar. Al día siguiente el fuego seguía sin extinguirse. Se quemaron 450 hectáreas, destruyéndose el hábitat de muchos animales. Se tuvieron que desalojar a los vecinos de varias urbanizaciones, a los turistas que había en el Valle de los Caídos y a los monjes de su abadía, a los enfermos de un hospital y a los campistas que había en la zona. Lo cierto es que, desde entonces, la regeneración de su naturaleza ha sido escasa y la extensión del ladrillo ha sido exagerada.

Hay una página web http://www.escorialhabitable.com/ que es el portal de la Plataforma Ciudadana Escurialense donde podéis leer sobre las actividades de este grupo en favor del futuro de San Lorenzo de El Escorial. Recientemente, Ana de Prado Neira hizo una exposición de fotografía en la Casa de la Cultura del pueblo donde nos enseñaba paisajes de cómo es el pueblo en su lado más hermoso, y también cómo no debe ser. También tuvo lugar una representación del monólogo "El tiempo es un sueño" de Rafael Álvarez, El Brujo, interpretada por Asunción Balaguer a beneficio de la Plataforma.

De niña estuve veraneando en el pueblo unos diez años, en una casa que tenía mi abuela. Hace poco fuí para ver la exposición de fotografía que os dije antes y me quedé horrorizada. Hacía mucho tiempo que no iba, y sé que las cosas, los sitios y las personas cambian ¡pero de qué manera! Ya os iré buscando más fotos para volver a hablar del tema en otra ocasión pero de momento os enseño dos.

Esto es una vista del Monte Abantos desde la Lonja del Monasterio que forma parte del Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial, Patrimonio de la Humanidad:


Esto es una de las laderas del monte que estaba antes como en la anterior foto.


Es necesario que el problema se de a conocer, más que nada para evitar que San Lorenzo de El Escorial se convierta en Vergüenza de la Humanidad.

viernes, 9 de julio de 2010

Trasgo

Hoy a las 11,15 de la mañana el corazón de Trasgo se paró para siempre. Era mi perro, mi compañero de 11 años de vida, y siempre estuvo a mi lado, no me falló nunca. Era muy reservado con los desconocidos pero conmigo era el perro más cariñoso del mundo. Ahora empieza una nueva etapa de mi vida, y el recuerdo de Trasgo, el perro más guapo del mundo, me acompañará siempre. Gracias por todo, amigo.

jueves, 17 de junio de 2010

La montaña rusa

Ya sé que es un tópico lo que voy a decir pero la vida es como una montaña rusa: ahora subes, ahora bajas, ahora das la curva y, finalmente, disfrutas de un final casi brusco. Entonces piensas si te subes otra vez o no.


Lo digo porque mi vida ahora es así: después de pasar un fin de semana increíble, me encuentro con lo peor que le pueden decir al dueño de un perro; empiezo a comerme el tarro sobre esto y, cuando voy a recoger el sueldo con diecisiete días de retraso, me voy con las manos vacías y me veo llamando a mi abogado, que ya se ha convertido en mi primo de Zumosol. Desde luego, no es el mejor momento para pelearme por mis derechos, pero no lo he elegido yo. Y es que son muchos (demasiados quizás) los que se aprovechan de la necesidad de la gente en unos momentos tan difíciles para jugar con los trabajadores, y como cuentan con que la gente no va a quejarse, entonces ya hacen lo que les da la gana. Qué sensación más extraña, no sé si sabré describirla: es como si el carro de la montaña rusa diera vueltas y tú no puedes prever para dónde va a tirar ni cuándo va a parar. Y yo sólo necesito un poco de sosiego.

martes, 1 de junio de 2010

Con una pequeña ayuda de los amigos...

... que dirían los Beatles. Hace 3 ó 4 meses tuve ocasión de hablar con una antigua amiga de la familia y le conté que a mi perro le habían encontrado de casualidad un tumor cancerígeno en la boca. Como no había podido pedir una segunda opinión por motivos económicos me ofreció llevarle a la facultad de Veterinaria para que le atendiera un especialista. Fui dejando pasar el tiempo porque me daba reparo recordárselo hasta que un día ví que el animalito echaba orina en la sangre. La llamé y pidió cita para mi perro (Trasgo), para su hermana (Vive) y para el cuñado de mi perro (Xuso).

Ayer fue el gran día. Después de once años, Trasgo y Vive se encontraban. Y Vive acompañada. Como mi perro es algo macarra, su hermana algo gruñona y los machos suelen pelearse, yo me imaginaba que me iba a pasar la mañana separándolos a los tres. Para nada: hasta me saqué una foto con ellos.


A Trasgo le tuvieron que sacar varias radiografías. Mientras esperaba al radiólogo pasó un buen rato pensando, preguntándose qué hacía allí.


También le pesaron: está en 11,50 kgs. Yo también me pesé, pero no voy a decir en cuánto estoy :(.

Vive y Xuso estuvieron esperando impacientemente a que Trasgo terminara de hacerse sus pruebas. Hasta que se aburrieron y se sentaron, cansados de esperar.


La espera se hace eterna...


¡Por fin, ya viene!


"¿Qué tal te fue?" "No sé, me han tocado por todas partes, me han puesto el termómetro, me he subido a la balanza, me han sacado una foto... a mí este sitio no me gusta".

Cuando dejamos el edificio de la Facultad de Veterinaria los tres perritos se dirigieron hacia el coche de mi amiga pegando saltitos. Trasgo quiso subirse con Xuso y Vive al maletero pero ya no había sitio para él: se tuvo que quedar en el asiento trasero del coche. Hoy tenemos que volver: a Trasgo le encontraron una mancha en el pulmón y tienen que hacerle más pruebas para determinar lo que es. De todos modos, fue un día feliz para ambos: ni él ni yo estamos solos.

jueves, 27 de mayo de 2010

Hablando solo

Últimamente no paro mucho por aquí porque mis ocupaciones precisan más de papel y boli que de ordenador, aunque en el trabajo uso el ordenador hasta el agobio: vamos que es mi instrumento de trabajo (como la de casi todo el mundo).


Del trabajo quería hablar. Me dedico a grabar documentos, aunque está claro que no puedo contar más. Es verano y los ordenadores dan calor: como el aire acondicionado no gusta a todos no siempre se puede poner, por lo que he tenido que hacerme con un puesto que está al lado de una ventana. Por suerte, de vez en cuando corre la brisa.


Como los ordenadores no son precisamente de última generación, van como van, y lo más natural del mundo es que se queden colgados, que vayan despacio, que den error, que haya que reiniciarlos. Hasta los ordenadores de los Picapiedra funcionarían mejor, y nadie te ayuda a salir del apuro. Aunque, a decir verdad, prefiero pelearme con los ordenadores que tratar con la gente: mi trabajo exige producción, producción y producción, pero cuando produces quedas como un rey y te sientes divinamente si no te paras a analizar la cara de envidia de los compañeros.


Cuando sales del trabajo la conversación es siempre la misma: "¿Qué tal hoy? ¡Uff, yo fatal, sólo he grabado 87!" (cuando igual la media está en 90, no es tan terrible lo que le ha pasado). Cuando vas al trabajo la conversación es siempre la misma: "¿Qué tal ayer? ¡Uff, yo fatal sólo he grabado 97!" (magia, superó la media mientras dormía). Cuando vamos al descanso la conversación es siempre la misma:"¿Qué tal en la primera parte? Estoy agobiadísima, alguien se ha hecho 130 en la mañana y yo apenas llevo 70 en las tres primeras horas" (se ve que han contratado a Terminator).


Después de semejante nivel de conversación echo de menos el silencio, sobre todo si las pocas veces que alguien habla de otra cosa siempre hay alguien que le interrumpe como si no existiera. Envidio a la gente que va hablando sola por la calle: por lo menos nadie le interrumpe.


domingo, 2 de mayo de 2010

Presente incierto, futuro inexistente

Hoy es dos de mayo, día de la madre y segundo día del tercer mes que estaré sin trabajo. Se me acaba el dinero y se me acaba el humor, tan fundamental como tomarse un café a primera hora de la mañana. Miro de reojo el presente para que no me alcance la vista a un futuro que parece haberse quitado del medio. Que no me venga nadie diciéndome que rece y que tenga fe porque ya no puedo.

jueves, 29 de abril de 2010

¡Aupa Aleti!

¡Qué partido, creí que me daba algo! Hubo un momento en que tuve que cambiar de cadena por unos minutos porque no podía más con la tensión. Por si alguien no se ha dado cuenta todavía, estoy hablando del Atlético de Madrid-Liverpool, jugado en tierra de Los Beatles.

 

90 minutos de juego, 30 de prórroga (más o menos) y un gol de Forlán nos plantó en la gran final de Hamburgo contra el Fulham el 12 de mayo. No había pasado tantos nervios desde el año del doblete. Por fin un gran equipo nos hace soñar otra vez.

miércoles, 14 de abril de 2010

¿Por dónde tiro?

A veces parece que la vida está en un punto muerto: no se retrocede pero tampoco se avanza. Es una situación extraña, en la que se siente una mezcla de sosiego e intranquilidad. Sosiego porque no pasa nada, y al no pasar nada no pasan cosas malas. Intranquilidad, porque al no pasar nada, aunque no pasan cosas malas tampoco pasan buenas. Es el momento de tirar hacia delante: lo malo es no tener muy claro hacia dónde. En ese momento se necesita paz y sosiego para poder pensar, poner orden en las ideas y que vayan fluyendo poco a poco las soluciones (yo lo hago así, o por lo menos lo intento).


Pero no: los que fluyen como si fueran una inundación son los maldit@s entrometid@s, que te aturden con la primera estupidez que se les pasa por los pies (porque si se les hubiera pasado por la cabeza se habrían callado), dándote de cualquier manera unas indicaciones que no les has pedido. Y si sólo fuera una vez, todavía se puede aguantar, y si no se aguanta se pasa de lo que digan. Pero insisten, te aturden una vez, y otra, y te vuelven a preguntar qué pasa... ¡Qué les importa! Al final acabas cabreado, con tus ideas peor que antes, y sin nadie que de verdad te oriente como necesitas.

lunes, 29 de marzo de 2010

La jungla en el asfalto

Vivo en una zona donde los edificios por fuera son horribles aunque por dentro los pisos son muy cómodos y muy acogedores. Pero la zona también tiene sus inconvenientes. Como está muy cerquita de la M-30, las casas se ensucian con mucha facilidad: termino de barrer y me encuentro con otra pelusa. Entonces vuelvo a barrer y vuelvo a encontrarme con otra pelusa, pero ya paso y me voy a comprar el pan. Cuando regreso de la compra tan cargada que las asas de las bolsas me cortan la circulación de las manos (porque iba sólo por el pan y me vuelvo con toda la tienda) tengo que recorrer el trayecto que hay entre la entrada de la plaza y mi portal. La plaza no es circular ni cuadrada, sino que tiene forma de hache (¿en qué estaría pensando el arquitecto?). Cito el detalle porque eso hace que unos pinos, altísimos y con una copa enorme, formen muchas veces un arco en la parte de la hache que está en medio.


Cuando empieza el calor se forman en las copas de los árboles unos ovillos enormes que a veces toman la dimensión de un balón de rugby. Vistos desde el suelo tienen toda la pinta de una madeja de lana, por lo que es inevitable que te acuerdes de tu abuelita; sólo que cuando caen al suelo te acuerdas de tu padre. De esos ovillos gigantes salen unas orugas asquerosas que van en fila india siguiendo como borregos a la primera: van en línea recta, haciendo espirales, haciendo eses cuando cruzan la calzada... Si quitas a la primera las demás se ponen nerviosas y se dispersan como cuando se disuelve una manifestación. Si las dejas tranquilas son capaces hasta de trepar por las paredes, y no lo digo en sentido figurado: en ese momento temes que esas guarras lleguen a tu piso y se cuelen por tu ventana y te invadan como hicieron las hormigas cuando se metieron en la casa de Charlton Heston en Cuando ruge la marabunta (pero no pueden porque cerré la ventana para que no se metieran las pelusas).


Volviendo a cuando regresaba de la compra. Tengo que llegar hasta mi portal, sin pisar las orugas porque, si por verlas me dan escalofríos, pisarlas me provocan un asco irreprimible. Además, el fiambre se queda pegado a la suela y luego no soy capaz de usarlos porque cada vez que me calzo los zapatos recuerdo como crujen al pisarlas. Ahora sólo me queda recorrer el tramo de la hache donde está mi casa, esquivando a las hordas invasoras.

lunes, 22 de marzo de 2010

Yes, we can

Me gusta la historia y la política, pero debo reconocer que hay veces que no tengo mucha visión de futuro. Hace años fuí al cine a ver una película catastrofista de esas que gustan tanto a los americanos, Deep Impact. Era la historia de un adolescente que, por estar más cerca de su chica, se apunta a un cursillo de astronomía, lo que le lleva a descubrir una china gigante que va a caer sobre la Tierra y va a montar una buena. Los expertos se asustan y hasta el presidente USA toma cartas en el asunto. Pero cuando sale la primera escena del presidente a mí me entró la risa: ¡un negro! Desde luego, se ve que Morgan Freeman es inteligente, además de ser buen actor, pero me pareció tan surrealista lo del presidente negro... Está claro que me equivoqué.


Barack Obama ha pasado a la historia por ser algo más que ser el primer negro que llega a la presidencia de los Estados Unidos: es, además, el primer presidente de los Estados Unidos que consigue que el Congreso apruebe una reforma sanitaria que alcanza a 30 millones de personas que antes no la tenían. No es una reforma perfecta, tratarán de boicotearla, pero nos ayuda a mantener la ilusión de que un mundo mejor es posible.


lunes, 15 de marzo de 2010

Que no decaiga el ánimo

No todo es malo si te quedas sin trabajo: puedes ocuparte de muchas cosas de las que normalmente no tienes tiempo. Yo personalmente, tengo pendiente una pila de libros, puedo estudiar más e incluso ver la tele (buscando un poquito todavía se pueden ver cosas buenas). Claro que, como las facturas no se pagan solas, tengo que buscar un curro, y me entrarán ganas de dejar todas las buenas intenciones de antes para centrarme en una sola: la obsesión por asegurarme el parné. Tiene su lógica, pero si hago esto voy por mal camino, porque al final lo que encontraré no será un empleo sino una depresión: sé de lo que hablo porque es lo que estoy viviendo. Por eso, y cuando la puñetera otitis que tengo se me quite, continuaré viendo el culebrón en el que hay un señor que ha desaparecido, veré a esa detective que resuelve casos antiguos, por supuesto que leeré un montón, y por encima de todo seguiré disfrutando de la compañía de mi perro moqueta.

martes, 9 de marzo de 2010

Otra vez

Otra vez me he quedado sin trabajo, pero he tenido ocasión de aprender un eufemismo de «estás despedido»: se trata de «tienes que ir a la oficina a recoger el uniforme». Con lo fácil que hubiera sido decir "tienes que pasar por la oficina a recoger tu liquidación". ¡Me molesta que me tomen por idiota y que quieran tenerme con el alma en vilo hasta el momento de recibir matarile! (aunque yo ya me lo olía). Encima la oficina está tan lejos que ir allí es como viajar a China. Lo peor de todo es que por el camino he perdido mi carpeta con los apuntes y dos libros que estaba leyendo. Bueno, habrá que buscarse otra cosa porque no se puede vivir del aire. Por lo pronto, he aprendido una lección: no aceptar jamás un trabajo si antes no sé si voy a poder sentarme alguna vez en el transcurso de seis horas, porque no se puede estar horas y horas detrás de un stand mirando pasar a la gente sin hacer nada porque nadie se acerca.

viernes, 5 de marzo de 2010

No pasa nada

¿Pensabais que ya me había cansado de escribir? Pues no, lo que pasa es que no pasa nada, por lo menos a mí. Llevo más de diez días en mi trabajo nuevo que ya no es tan nuevo, claro. Los compañeros son majos, no es que me reciban con los brazos abiertos pero a veces hasta sonríen cuando llego. Me ayudan con los programas del ordenador cuando me dan problemas, y no tenemos discusiones para organizarnos a la hora de ir al descanso. En el comedor de la empresa hay bocatas baratos (a saber lo que les meten, pero yo no pregunto) y también máquinas de bebidas calientes. Estoy muy bien... pero no estoy vendiendo nada; no es que se me dé mal, es que la gente ni siquiera se acerca al stand. Que no cunda el pánico, todavía puedo coger la guitarra e irme a cantar al metro.


viernes, 26 de febrero de 2010

Sola ante el cliente


Esta semana he empezado en un trabajo nuevo en el que había depositado muchas ilusiones. Por necesidades de la empresa, mi formación se ha visto reducida a cuatro días, cuando lo habitual son dos semanas. Esto no tendría porqué ser un problema si mi instructora (mi compañera de trabajo) se hubiera tomado la molestia de prestarme la debida atención en vez de ponerse a organizar el fin de semana próximo cuando todavía es lunes. El sábado será mi segundo día sola en el puesto asignado -de cara al público- y esta persona se habrá ido a bailar sin el más mínimo remordimiento por haberme enseñado mejor cómo va a ser su fin de semana que cómo debo hacer mi trabajo. Quedaré como una imbécil.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Malos tiempos

¿A quién le cuento algo nuevo si digo que son malos tiempos? Malabarismos hago para pagar mis facturas, y ya me he perdido varias pelis por lo caras que son las entradas. Lo peor: esa gente que aprovecha para hacer leña con los árboles caídos. Lo mejor: esa gente que te da su tiempo, su compañía, su cariño. No quiero decir nombres porque no estaría bien si me olvido de alguien, pero sí quiero mencionar a un ser especial, que siempre ha estado junto a mí, que nunca me ha fallado, que está a mi lado sin palabras, que se entristece si me voy y se alegra cuando llego a casa. Es mi compañero, mi amigo del alma, mi perro: Trasgo.