sábado, 30 de abril de 2016

Payasa


Cuando yo era niña, una de las cosas que más hablábamos los compañeros del colegio era lo que queríamos ser de mayores: unos querían ser médicos, otros veterinarios, otros queríamos ser payasos... Personalmente, yo no tenía ninguna gracia. Luego pensé en ser química, bailarina, botánica, periodista, tenista..., hasta que acabé estudiando Historia.

Hace unos días recordé mi antigua vocación circense cuando fui al hospital a quitarme los puntos de mi reciente intervención quirúrgica. Tuve que pegar un madrugón horrible y no tuve tiempo de tomarme un café antes de ir: me equivoqué en la hora de la cita y llegamos solo cinco minutos antes.

Supongo que a primera hora de la mañana, sin café y sin maquillaje que me tape la cara, tengo una expresión un tanto especial, y se ve que cómica. Mi madre y yo nos sentamos en el pasillo, en unos bancos que había cerca de la consulta; en frente, una pareja. En seguida, me di cuenta que me miraban de arriba a abajo, y empezaban a hablarse al oído, y a mirarme otra vez. Luego ella le enseñó a su chorbo algo que había escrito en el móvil y volvió a mirarme, y a reírse. Yo hice como que no me di cuenta pero me molestó.

Fue cuando recordé que quise ser payasa. Normalmente, una cosa así me resbala pero esta vez me sentó mal, quizás porque aún me sentía mal por la operación. No me importa ser la causa de la risa, pero si se ríen conmigo, no de mí. Y me molestó más, si cabe, por haber de por medio un problema de salud.

En fin. No seré nunca payasa, pero esa tipeja será siempre una gilipollas.

miércoles, 20 de abril de 2016

Lo mejor está por llegar

Esta vez me tocó a mí. El pasado día 13 de abril ingresé en el Hospital Universitario de La Paz, en Madrid, para extirparme ese mismo día un bulto que tenía en la garganta. Como parece que se trata de un problema de tiroides, me quitaron una parte de la misma y el bulto, claro.

Me trataron estupendamente. Contestaron a todas las preguntas que les hice y quizás por eso me durmieron tan rápido. Lo último que recuerdo antes de dormirme era un "tu-tu, tu-tu, tu-tu" que salía de una máquina; lo siguiente una habitación enorme donde había un montón de gente con un montón de cables alrededor, agujas clavadas en el brazo, y no sé cuántas cosas más.

No sé cuántas horas estuve en esa estancia, pero sí que no tardé en ir a planta, donde sólo pasé una noche: al día siguiente de la intervención me fui a casa a recuperarme de mi experiencia. Se trataba de mi primera hospitalización, mi primera anestesia general y mi primera intubación. Parece que me estoy recuperando bien y no hay dolor.

Ahora tengo que estar el tiempo que pueda sin levantar la voz, o por lo menos hasta que los médicos me lo digan. Poco a poco, pero lo mejor está por llegar.

lunes, 11 de abril de 2016

Porque no quieres

Estoy a un paso de ser la alegría de la huerta, y todo por una chorrada, porque una idiota con trabajo se cree con derecho a opinar, cuando de mi vida no sabe nada...

Seguro que el que lea esto conoce a más de una persona desempleada de larga duración. A lo mejor él o ella es quien no tiene trabajo. Bien, se dice que las cosas están mejorando, me gustaría que fuera verdad, pero no creo que las piezas del puzzle se coloquen todas en su sitio de un día para otro.

No me cabe la menor duda de que la persona que me ha inspirado estas líneas, se reirá si digo que dedico varias horas al día a enviar mi curriculum a todas las ofertas de empleo adecuadas que me llegan al buzón de correo (no incluyo las de programador porque no sé); algunas de ellas ya han caducado cuando las abro aunque hayan llegado en ese mismo instante. También miro en las webs de empleo para asegurarme que no dejo ni una sola oferta sin responder. Voy a reuniones para consejos sobre búsqueda de empleo, pero me cuentan lo que ya sé. En una ocasión me hicieron firmar un papel donde me comprometía a buscar empleo, pero ellos no se comprometieron a dármelo: sólo oí buenas palabras. Por mi cuenta, intento formarme en cosas que me ayuden a encontrar trabajo.

Aquí engancho con el primer párrafo. ¿Qué es lo que más oigo? No trabajas porque no quieres, estás gorda porque no trabajas, si vas a la biblioteca no es lo mismo que trabajar, para qué sirve eso de los blogs, no haces nada. Estoy harta. Pero las cosas cambiarán y te tragarás eso que me has dicho.

domingo, 3 de abril de 2016

Un curso más

Un procedimiento más que manido para hacer creer a la gente que ha bajado el paro es dar cursos a los desempleados de forma que, mientras se esté haciendo, la persona que lo sufre oficialmente no está en el paro. Digo que lo sufre porque al principio hay mucha ilusión, pero luego uno va desinflándose porque, después de empaparse con el contenido del curso, se va viendo las expectativas reales de trabajo que hay al respecto.

En el Inem (perdón, Sepe) me han ofrecido ya varios y unos me han gustado pero otros no. Este año escolar he cogido uno por voluntad propia. Se trata de uno sobre digitalización, a ver si aprendiendo algo más sobre el procedimiento de una oficina tengo más posibilidades de contratación. Me ha costado el "módico" precio de 460 euros, cantidad que he podido pagar porque me han devuelto un dinero que me debían (práctica poco habitual).

Ya he terminado el curso y lo he aprobado. Pero no he podido coger más porque, los que me interesan piden como requisito estar trabajando (a lo mejor es que se busca que las empresas donde están esas personas que piden los cursos paguen una parte), y los que puedo coger tienen nombres espectaculares pero no me queda claro para qué sirven.

Tendré que buscar formación on-line para reciclarme o, simplemente, aprender más por mi cuenta. Los tiempos cambian constantemente, así que tenemos que formarnos con más rapidez que antes. Pero sería más interesante formarse con la práctica, con un trabajo, un trabajo que no llega. Recientemente Vargas Llosa dijo, "El mundo está hoy mejor". Será para usted.