Es domingo por la tarde, con la sensación de
eternidad propia de ese día de la semana. Pero además es agosto, lo que hace el
día más largo, si cabe. Laaargo y tremendamente aburrido. La tele no me motiva
y, de hecho, ponerla en marcha supone estar más amuermado por el calor que
desprende el aparato. Tampoco me animo a encender el ordenador, también da
mucho calor y no encuentro ofertas de trabajo, ni nada que me llame la atención
especialmente. Por más que cuento los días que faltan para que termine el mes
de agosto, éste no va a terminar antes, y no consigo eliminar la sensación de
que no avanzan las cosas. Me pregunto si cuando Carmen Laforet escribió Nada en 1944, si tendría tanto calor como el que siento estos días, y si las
cosas estarían tan difíciles como ahora. No he leído la novela, pero debe ser
angustiosa.
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