Hace poco una persona
me dijo que podía escribir a modo de terapia, siempre sería un desahogo cuando hay
algo que me entristece o me preocupa, y últimamente es mucho (a quién no le
ocurre en estos tiempos). En seguida pensé que para eso tengo el blog; lo malo
es cuando empiezan a leerme personas que me conocen personalmente, entonces
tengo que tener más cuidado con lo que pongo y cómo lo hago, aunque debería
darme igual.
Hace algún tiempo yo
tenía una amiga que vivía fuera de Madrid, y cada vez que venía, los amigos de
aquí nos pasábamos la voz para quedar con ella para unas copas. No todos a la
vez, porque los amigos de esta chica éramos de grupos muy diferentes entre sí, pero
de vez en cuando conseguía encontrarme con ella, y nos poníamos al día. Un día empezó
a ir en plan de “sí, quedamos” y luego me dejaba colgada, y ni siquiera llamaba
para decir que se cancelaba el plan. Y le daba lo mismo que yo estuviera
preocupada porque estaba a dos semanas de quedarme sin trabajo, a tres de un
examen o a una semana de mi cumpleaños. Más adelante supe que esta pauta de
conducta la seguía con más personas, lo cual, por una parte, fue un consuelo,
porque había empezado a pensar que yo era un bicho raro, pero, por otra, no me
gustaba que me dejaran en la estacada: los demás amigos no sé si seguirán siéndolo, pero
yo me harté y la borré del Facebook, a ella y a nueve contactos comunes, para
evitar en la medida de lo posible saber de esta persona y no sufrir porque veía
que sí contaba con otros amigos, y conmigo no.
Por increíble que
parezca, la historia se repite. La semana pasada vino a Madrid una persona a la
que conozco de muchos años, vino con su familia y el día que estuvimos comiendo
juntos me dijeron que quedaríamos para salir otro día. No sabía si creérmelo,
porque últimamente me he llevado muchas desilusiones, pero no me despegué del
móvil en tres días, hasta que llegó un sms diciendo que ya se habían marchado.
En otro momento dieron una explicación, pero ¿tanto costaba hacer una llamada
para decir que ha habido un cambio de planes y no que me dejan esperando? Os
estaréis preguntando que porqué no llamé yo, muy sencillo: el miedo a que me
dijeran que ya no había plan y que siempre hay una alternativa mejor que yo.
Pero yo también tengo mejores alternativas.