miércoles, 31 de diciembre de 2014

El recuerdo de un libro

Cuando estaba en el instituto me mandaron leer las Cartas marruecas, de José Cadalso. Digo mandaron, porque hasta entonces, yo no sabía ni que existió ese hombre, y lo mismo no lo hubiera hecho por voluntad propia; no me pareció que aquello tuviera muy buena pinta. Pero el libro me gustó y de aquella lectura aprendí que hay cosas que, aunque una sociedad evolucione, siempre siguen ahí y no cambian: me refiero a ciertos matices de la estupidez humana.


Pasaron los años, y hace no mucho viví una circunstancia que me recordó el contenido de una de esas cartas. La busqué para dar fuerza a unas palabras que quería escribir, pero no la encontré, quizás mis recuerdos estaban difusos, quizás porque ya han pasado… suficientes años desde entonces. Quizás no era ese libro o ni siquiera ese autor, pero la idea sí era.


Luego pensé que no merecía la pena releer ese libro de cualquier manera solo para demostrarle a una persona que no es más que otros, eso es darle poder. Así que voy a seguir mi ritmo de vida habitual, a leer lo que me gusta y de la forma que me apetece, sin hacer caso a los que me dicen lo que tengo que hacer con mi vida ni a los que no me valoran porque no tengo lo que ellos, aunque sí me gustaría que en el año entrante mi vida sea un poquito mejor de lo que ha sido el año saliente, que ha sido una mierda (no pido perdón, no quiero).


En fin, se acaba el año y se acaba el café, tengo que dormir. Feliz 2015.


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