Estuve pasando la
tarde en la Plaza de las Cortes, esperando a que mi madre saliera de un acto en
la Embajada de México, que está muy cerca.
Había una furgoneta
de antidisturbios en frente de la puerta del Congreso, varios periodistas en
las inmediaciones (quizás esperando alguna noticia)...
De fondo, la música
de un carrillón cercano...
¡Qué tonterías estoy
diciendo! Puedo recoger a mi madre porque otra vez estoy sin trabajo.
Hace un calor que le deja a uno pegajoso; los antidisturbios deben tener
fritos los pies con esas botas que llevan; los periodistas no hacen más que
alisarse el traje porque ya no se les ocurre qué hacer; como me alcance un
monopatín, cobran; y me importa una mierda la música del carrillón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario