Debería pasarme más por aquí; escribir
puede ser una terapia cuando se tienen preocupaciones, pero no me gusta hacerlo
cuando considero que no encuentro las palabras adecuadas, sobre todo si se
trata de hablar con el mayor de los respetos del trabajo de otras personas, en
este caso de la labor de aquellos que forman parte de la que es, quizás, la
organización más conocida de ayuda a personas en situación vulnerable,
especialmente si se trata de conflictos armados: la Cruz Roja, Media Luna Roja
en países musulmanes.
Banderas con los emblemas de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. |
No sobra recordar, aunque sea
someramente, cómo surgió esta organización. Jean Henri Dunant, ciudadano suizo
y hombre de negocios, tuvo el triste privilegio de ser testigo de la batalla de
Solferino, librada entre el ejército de Francia y Piamonte por un lado, y el de
Austria por el otro; corría el año 1859. Aunque suene a tópico, Dunant quedó
fuertemente impresionado por la cantidad de víctimas, cerca de 40.000: casi
nadie se ocupaba de los heridos y tampoco se mostraba preocupación por retirar
a los muertos del campo de batalla. No es ninguna leyenda que Dunant convenció
a gente de poblaciones cercanas a ayudar a las víctimas, sin importar el bando
en el que hubieran luchado.
Batalla de Solferino. |
En España, fue la Orden de San Juan de
Jerusalén quien se encargó de traer a nuestro país la organización, siendo el
envío de ayuda a las víctimas de la Guerra Franco-Prusiana la primera
participación a nivel internacional de la rama española de la Cruz Roja.
Emblema de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén. |
Actualmente, la Cruz Roja Española
participa en “otras guerras”: actúa en situaciones en las que se necesita
asistencia médica en cualquier punto del territorio nacional, ayuda a
refugiados, ayuda a luchar contra la pobreza, a discapacitados, a personas
mayores que ya no pueden valerse por sí mismas, a inmigrantes… También podemos
apreciar su intervención en tareas de rescate de gente en peligro en la montaña
o en el mar. Y como organización que está al día en las necesidades de nuestros
tiempos también lucha a favor de la mejora del medio ambiente. La verdad es que
hacen muchas cosas…
Pero todo eso se puede perder. Por poner
un ejemplo, en España se ha recortado el presupuesto en un 46%, por lo que ya
no hay ayudas sociales, ya no se puede luchar contra los desahucios ni ayudar a
discapacitados. Eso sí, las comisiones bancarias siempre están ahí. Ahora, Cruz
Roja Española busca reclutar un millón de socios para reactivar las ayudas: es
difícil, pero no imposible. Por eso, cuando veáis en la calle a alguien de Cruz
Roja que os pida unos minutos de vuestro tiempo, os ruego que al menos le
escuchéis, que ya es algo. Que si no le podéis ayudar vosotros, a lo mejor
conocéis a alguien que sí pueda. Venga, que se trata de la Cruz Roja.
Jean Henri Dunant de mayor. |
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