viernes, 18 de enero de 2013

Feliz Año..., eso espero


Feliz Año. Ya sé que de eso hace más de dos semanas pero estuve de mudanza. Es curioso lo que se encuentra cuando abres los cajones a los que no hacías caso hace tiempo. Fotos que creía perdidas, la pulserita que me pusieron en la maternidad cuando nací (pesé al nacer unos 3,5 kilos), los cables de la impresora que perdí dos mudanzas atrás y que he vuelto a meter en vete a saber qué caja… Hasta apareció una antigua agenda de teléfonos: igual le pego un susto a alguien, como si fuera un fantasma del pasado; claro que, también podían haberme llamado ellos ¿no?

Luego me he centrado en disfrutar de los últimos días de mi último trabajo, como casi de costumbre de grabadora de datos, esta vez para una importante cadena de supermercados. Qué lástima: bien situado, bien pagado y, como casi todo, no ha sido eterno. De pronto, me he dado cuenta que más de un compañero tenía malestar general: nos vamos mañana y después no sabemos cómo sigue la cosa. Pero, en algún momento, se tiene que terminar la incertidumbre.

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