Ayer me ocurrió algo que para mí es inaudito: me quedé
sin batería en el móvil. No es que se acabe el mundo por eso pero, cuando estás
en el paro (aunque yo prefiero decir sin un trabajo remunerado) algo así es
todo un drama porque la llamada mágica se puede producir en cualquier momento.
El camino de vuelta a casa se me hizo eterno, como si por
preocuparme fuera a llegar antes. Tardé cuarenta minutos que me parecieron
cuarenta años y, cuando por fin llegué a casa y enchufé el teléfono… nada.
Ni siquiera encendí el ordenador. Cené ligero y a dormir.
Solo espero que hoy sea mejor día.
Ludovica, sucede algo? Hace tiempo que nos nos regalas mas entradas en tus blogs
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