No sé cuánto tiempo he estado fuera de combate por la
gripe. Me han dolido los oídos, la garganta y la nariz me la he dejado en los
pañuelos de papel. Ya no hablo de los dolores musculares y de que me ha costado
entender lo que he leído, si no me he dormido antes.
Todo empezó hace unas dos semanas, cuando fui con el
portátil a un local con wifi. Fue fulminante. De pronto, sentí como que me
derretía, bajé la tapa del portátil sin apagarlo y me fui.
Estaba lloviendo y
eso empeoró las cosas, no podía esperar a que escampara y a la lluvia no le
daba la gana de irse.
Fui rápida y al día siguiente acudí a la farmacia a
comprarme alguna medicina mágica que me hiciera sentirme mejor. Y así ha sido,
pero al precio de andar dormida no solo en las noches y de haber fastidiado mi
plan de cine porque, a ver, con lo que cuesta la entrada no era cosa de
quedarse dormida en la butaca.
Me siento mejor, y hoy he vuelto al lugar del crimen a disfrutar de un café mientras leo un par de
cosas para poner en marcha otra vez los otros blogs.
Todavía toso algo y sigo un poco gili, pero me encuentro
bien (por si acaso lo digo bajito). Hoy me recogeré pronto. Buenas noches.