sábado, 7 de diciembre de 2013

Mala memoria

Hace unos días fui a una feria sobre el empleo en el IFEMA de Madrid. Daban charlas, asesoramiento personal, perdón coaching; también asesoramiento profesional… Éste último fue muy útil porque me dieron nuevas posibilidades para escribir mi curriculum que no se me habían ocurrido. Al menos algo me compensó las interminables colas…

En cierta forma me fui de allí optimista, parece que hay salida. Pero nunca falta alguien que tiene la habilidad de fastidiarlo todo. Un comentario impertinente, un sarcasmo gratuito, la callada por respuesta… Terminé echándome una siesta interminable para desconectar y no tener que pensar; no sé cómo hay gente que tiene el don de controlar las cosas de esa forma. Lo intento yo y no lo consigo. Es como si no fueran felices si no ven desgraciados a los demás. ¿Qué buscan? ¿Qué pretenden?

Estoy segura que, cuando cambien las cosas, esos serán los primeros en ponerse para la foto y soltar aquello de “oye, lo que quieras”. Pero yo he cambiado, y aunque no me persiguen deseos de venganza, si me persiguen de indiferencia, asco y tristeza. Yo también tengo mala memoria cuando quiero.

3 comentarios:

  1. La venganza es un mal menor en esto de la "memoria". Lo importante es no olvidar.

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  2. A veces me da miedo mencionar la palabra venganza; supongo que lo suyo sería no olvidar como dices tú pero pudiendo situarse encima de lo "negativo" para no sentirse mal otra vez. Y después que se haga justicia.

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    1. Ya lo decía el gran psiquiatra y catedrático Pozas: "La justicia (concepto, por desgracia, tan utópico como denostado hoy en día), no está en los justos, sino en aquellos que de verdad pliegan sus culpas en pos de la verdad, sea ésta única o ejemplar".
      Los sentimientos que experimentas son tan normales y humanos que no tienes por qué preocuparte si en un momento determinado sientes ira o asco, o desesperación, o culpa, o vergüenza , u odio incluso; ansia de venganza. Lo importante de toda esa maraña de sentimientos, es poder sentirlos, y sobre todo saber diferenciarlos y acometerlos con entereza e inteligencia. Eso es lo difícil.

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