Joé, qué estrés. Ayer me fui a cenar con mi madre a un japonés y a ver la última película de Ricardo Darín, Un cuento chino: buenísima, la recomiendo.
Mi madre me regaló una sortija que había sido de su padre y, para mí tiene mucho valor sentimental porque no lo conocí: un día hablaré de él. Hoy he almorzado con parte de mi familia: comimos pollo asado y montañas de patatas fritas (es que me gustan).
Más tarde, comí tarta con unos amigos.
Luego otra vez a cenar con otra parte de la familia, después otra vez con unos amigos.
Y por fin en casita. Mañana más, que llevaré bombones al curro.
Además (no es por presumir), me han llovido las felicitaciones: me han llamado desde Terrassa, Tarazona, Talavera (que curioso, todo con T), Madrid -naturaca- y en el Facebook ya ni os cuento, aquí incluyo una francamente curiosa: la de los Abbey Road Bcn Abbey's, un grupo de imitadores de los Beatles que hay en Barcelona y que están entre los mejores del Mundo.
Y es que hoy ha sido mi cuarenta y cinco cumpleaños: después del año tan nefasto que fue el 2010, me propuse que a partir del 2011 mi vida sería otra cosa: en la medida de mis posibilidades juerga, juerga y juerga, y nada como un cumpleaños para divertirse. Ojo, que al mismo tiempo soy consciente de que hay que trabajar, estudiar y que vivimos tiempos difíciles, pero el día menos pensado se termina la vida y hemos pasado por ella sin haber vivido.
Por cierto, Kike seguro que me felicita en julio: no sé cómo se le ha metido en la cabeza que mi día coincide con el aniversario del aterrizaje en la Luna.