Cuando era adolescente era muy diferente a como soy
ahora....
Mis amigas me decían que era como el pato Lucas cuando le daba un ataque
de risa: no podía parar, y después de calmarme me daba un ataque más fuerte que
antes, hasta que un corta-rollos o el dolor de tripa me calmaban (y aún así soltaba
después alguna risita).
Lo cierto es que, por cosas de la vida, yo he cambiado;
ya no me echo las risas de antes, pero tampoco lloro: por fuera tengo cara de
póquer, y al pato Lucas lo han hecho laqueado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario