martes, 31 de agosto de 2010

Vuelta al tajo

 A mi manera tengo suerte. De pronto me encuentro en uno de esos momentos en que no tengo muy claro hacia dónde tirar y me llaman para tres entrevistas de trabajo. Al final cuajó uno de ellos: de grabador de datos como casi siempre. Es un buen trabajo y, a veces, hasta resulta bien pagado. Estoy en un sitio limpio, iluminado, con aire acondicionado, y las máquinas de comidas y refrescos no son caras. He coincidido con varios compañeros de otros trabajos: normal, si siempre vamos buscando lo mismo... No hay mal ambiente.

Lo que tampoco cambia, aunque cambie el sitio, es el estado de los teclados de los ordenadores. O están muy duros, o se atasca la tecla del Intro o cualquier otra. ¿Me atrevo a pedir que los cambien? No sé, todavía no conozco a los jefes como para saber si puedo permitirme un descaro que llevaría a que todos los compañeros pidamos lo mismo. Pues a echarle imaginación. A mí me hubiera gustado ser pianista... Esta tarde, cuando llegue al trabajo, me sentaré al teclado de mi piano de cola y procuraré no equivocarme ni una sola vez ante mi estimado público.

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