Conozco gente que se empeña en tratar con gente que
les hace sentirse mal. Da igual que se la jueguen una y otra vez: seguirán
tratando con esas personas y, encima, los justificarán. No sé cómo llamar a eso
pero es desesperante: intentas aconsejar a alguien a quien están haciendo daño porque
ves su situación desde fuera y por eso te das cuenta de lo que pasa. No
entiendes cómo se puede ser tan idiota para dejar que te pisoteen. Entonces te
acuerdas de que a ti te pasó lo mismo muchas veces y era inútil que te dijeran
«esa persona no te conviene»: solo aprendías la lección cuando te llevabas una
decepción, y a veces eso tenía que ocurrir varias veces.
Hace poco le decía a alguien «si vas con esa persona
puede volver a hacerte daño, no es que tenga una bola de cristal, lo sé por
experiencia». Y te dan la razón, pero la burra siempre vuelve al trigo. O a lo
mejor soy yo, que empiezo a parecerme a una persona mayor (ya tengo suficientes
años para ello) de esas que cuentan batallitas. Quizás no entiendo que a veces
es más productivo aliarte con alguien que es capaz de vender a su madre
con tal de tener una victoria, aunque sea pírrica. No lo entiendo. Y seguirá
ocurriendo, y yo diré «te lo dije», igual que me lo dijeron a mí. Por cierto, Feliz 2024.