lunes, 8 de diciembre de 2025

Para lo que quieras

A veces, cuando alguien está en una situación difícil, llueve la gente que dice «oye, para lo que quieras». Curiosa expresión: habría que estudiar sus múltiples matices…

Hay días que no quiero salir de casa porque me molestan las masas de gente, hay días que no me apetece nada, y para eso mejor estar sol@. Me ha costado darme cuenta de que no debía esperar tanto de determinadas personas, las que hacen que no aprecies como se merecen las verdaderas amistades.

«A ver si quedamos para un café» … Si de verdad hubiera quedado con todos esos que me lo han dicho estaría atacadísima por la cafeína pero siento que me han hecho perder el tiempo, ¡y de qué manera!

Al final duelen más las heridas del alma que las otras.

lunes, 5 de mayo de 2025

A media luz

El día del apagón me levanté tardísimo por el dolor del brazo y entonces empezó a dolerme también la cabeza: no iba Internet ni había electricidad, así que no había tele, la caldera no iba y la nevera estaba apagada. Pues eso, era un apagón. Era 28 de abril de 2025 pero parecía que habíamos vuelto a tiempos de los romanos.

De momento, volé al bazar de mi barrio y conseguí una linterna de esas que son como pequeñas farolas que se ponen en los libros y que llevan pilas incluidas. Y para enterarme de lo que pasaba me informaba una vecina: me contó que fue en casi toda España, pero también fue en Portugal y también en Francia. Luego se dijo que también en parte del resto de Europa… Pero ¿cómo podía saberlo? La radio, nuestra vieja amiga la radio. Tenía coche y cada poco iba a enterarse de lo que podía y nos contaba lo que pasaba.

Yo no sé ni dónde tenía mi transistor y tampoco se trataba de que me volviera loca buscándolo (tengo un radio cassette pero hace falta enchufarlo…). Ya me compraré uno en cuanto se pase la vorágine. Y una buena linterna, claro. Eso de estar a media luz como en el tango no me va: ni vivo en la calle Corrientes, ni tengo ascensor, y en una casa tan pequeña no es posible un cóctel de amor.

El problema no tardó en arreglarse para la gravedad que tuvo el asunto (en mi caso fueron 12 horas), a pesar de lo cual no falta quien pone palos en las ruedas.