miércoles, 27 de junio de 2012

Se acerca el gran día

Desde hace varios días hay momentos en que me entran ganas de ponerme a llorar de lo tensa que estoy: ya sé que este viernes es mi último día de trabajo en la empresa donde he estado trabajando desde septiembre. También sé que el lunes es el examen para profesor de ESO y Bachillerato: me toca examinarme en Leganés a las nueve de la mañana. Para el que no conozca estos lares, Leganés es una ciudad de la provincia de Madrid (como Alcobendas o Móstoles) donde antiguamente había un manicomio. He tenido suerte: la vez anterior fue en Majadahonda, en una época del año donde había un transporte nefasto y, peor aún, donde apenas había gente en la calle del calor que hacía, así que -si me perdía- se hacía muy difícil encontrar a un ser humano a quien preguntarle si iba por buen camino (si se trataba del malo conmigo misma tenía suficiente para darme cuenta).

Esta vez me he metido en el Google para ver cómo se iba hasta el instituto donde me examino; como la primera opción que me daba el buscador la entendía no quise complicarme con más: tardaría hora y media en llegar desde mi casa. Hace dos días hice el trayecto y puedo decir que es algo más de hora y media, pero una vez en el instituto, me encontré con una limpiadora que me indicó un camino más corto, lo probé a la vuelta a casa y ese será el que haga para ir al examen.

Otra cosa que encontré, y que no contribuyó a tener una tranquilidad tan necesaria en estos momentos, fue que, en la web de la Comunidad de Madrid encontré algo de la necesidad de un certificado digital para consultar las notas del primer examen si quería pasar al segundo. ¿Ya no es suficiente con el DNI? Se ve que no. Encima, llevo tres días seguidos queriendo hablar con el 012 para que me expliquen eso del certificado digital, pero llamo y se corta la comunicación. Al final terminé en una oficina de atención al ciudadano donde me explicaron cómo se hacía lo de ese certificado y, una vez instalado (previa llamada por dos veces a un 902) probé a pedir una vida laboral para ver si el certificado funcionaba, y funcionó. Me he olvidado de explicar que lo del certificado digital es un programa que (previo mogollón de gestiones con el ordenador y en oficinas de Seguridad Social, Comunidad de Madrid o etc. etc. etc.) se instala en el ordenador para hacer gestiones en determinadas webs pero con más seguridad de la habitual, porque algunas se pueden hacer igual. No me quiero imaginar que hará el opositor que venga de fuera o el que no tenga ordenador propio (que aún los hay).

Ahora mismo me dirijo a mi barrio; voy aprovechando el wifi del bus. Quiero ir a a biblioteca a darle los últimos toques a la programación. No sé cómo va a acabar todo esto, pero estoy harta. Tengo ganas de hacer los exámenes de una p… vez y olvidarme de todo por una temporada.

miércoles, 20 de junio de 2012

La aventura de llevar helado hasta el quinto pino sin que se derrita

Hoy cumplo suficientes años como para no querer decir cuántos años son. Lo he celebrado de una forma muy peculiar. Ayer llevé helado a mis compañeros de trabajo, dicho sea de paso, casi todo mujeres. Pero como yo vivo en Madrid capital y mi trabajo está en Alcobendas compré también dos bolsas de hielo y metí todo en una nevera que compré en los chinos. La china que me vendió el hielo me dijo “tú mucha plisa, en una hola todo agua”. No me atreví a preguntarle si el helado o el hielo y salí corriendo. No sé cómo lo hice pero tardé poco más de media hora.

Al llegar aún estaban los compañeros del turno de mañana, y como me daba corte atravesar las dos salas para meter los helados en la nevera, entré por una puerta trasera para que sólo me vieran en una. Los compañeros de la mañana que me vieron se quedaron alucinados y yo sólo supe responder que “por algún sitio tenía que entrar”.

Salí otra vez de la sala, dando la vuelta otra vez al edificio, y entré en el comedor de la empresa a hacer tiempo hasta que empezara el turno de la tarde. A eso de las siete salimos a descansar y comimos el helado: no había llegado mal. Había de nata y de whisky (je, je, je).

Hoy cuando llegué, una compañera se acordó que era mi cumple y me dijo “¡si es tu cumple, muchas felicidades!”, y me dio dos besos. Luego otra me dijo “¡anda, si es verdad!”, y me dio otros dos besos. Y luego otra “¡es cierto!”, y otros dos besos. Y así un montón de compañeros de mi turno.

En la tarde, a eso de las ocho, se acercaron tres compañeros más a felicitarme por mi cumple. Yo creo que a esas horas había batido un récord en la empresa; no es por presumir, pero entre unos y otras debieron besarme unas 21 personas. Cuando regresé al barrio, comí aún más helado con mi familia, y luego con mi casera, su hermano y su perro (a estas horas el helado ya se me sale por las orejas).

Casi me olvidaba de contar porqué llevé el helado ayer; hoy estaba convocado el personal para confirmarnos lo que se venía sospechando algún tiempo: se termina el trabajo y no sabemos porqué. Claro, no era el momento más adecuado para celebraciones. Quizás se reanude en un mes, quizás no se reanude. En cualquier caso incertidumbre. Nuestra tranquilidad sí que se ha derretido.

sábado, 9 de junio de 2012

Mi juguete nuevo

Bueno, habrá quien deje de hablarme después de lo que he hecho... Me he comprado una cosa que me servirá para leer libros electrónicos... No, no es un Kindle ni nada parecido. El Kindle me parece una soberana gilipollez, para leer está muy bien pero para escribir la cosa ya es más complicada. Me he comprado un netbook, y me sirve para leer, para escribir, para navegar por la red... y es en colores, no como en lo otro que siempre es grissssss.


Me fuí a la Fnac que hay en el centro de Madrid, en Callao y le puse la cabeza como un bombo al pobre hombre que me atendió pero, al final me dije, from lost to the river, y me lancé. Estaba tan emocionada que me olvidé de que también fuí al centro para comprarme unos zapatos (iré mañana si no me vuelvo a olvidar).

Quien también lo va a agradecer es mi espalda: el portátil está muy bien cuando sólo tienes que llevar el portátil, pero si tienes que llevar algo más es como si fueras uno de esos soldados que se llevan a la guerra una mochila con un peso horroroso. Me va a servir para trabajar con Office, para leerme los 500 libros que tengo en pdf (bueno, los 500 no sé, pero sí muchos), incluso para trabajar con el Dreamweaver... Eso sí, me han recomendado que no le meta el Photoshop porque me puedo arrepentir :(.

En fin, a menos de un mes del examen de la oposición también me servirá para llevar encima un montón de apuntes que, de otra manera, necesitaría una carretilla para llevarlos. Y, qué cñ, si no sacara el examen adelante, que por lo menos me quede algo bueno de estos días tan tensos.